Juntos siempre

-Pero vos me dijiste que íbamos a estar juntos siempre.
-Yo nunca dije que podías confiar en mí.
-¿No era eso implícito acaso?
-Es que ya no te amo.

Emilio rompió en llanto. No había nada que pudiera remediar esa situación. Las palabras no eran más que odiosos esbirros de las traiciones, vestidos de novia o zapatitos.
Sin más y entre sollozos, exclamó un severo “andate”.

-¿No querés que te haga compañía un rato?
-Ojalá te muerda un perro.
-Te dejo un beso, lindo.
-Arriba de la heladera, por favor.
-Es verdad, en la mesita de luz no hay más lugar.



[Migue]
[8-Febrero-2008]
[23:30 hs]


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¡Cachengue!